martes, 16 de octubre de 2012

9ª clase de DAI

"Ningún artista ve las cosas como son realmente; si así las ve, no es gran artista." - Oscar Wilde

Con esta frase del escritor irlandés Oscar Wilde a mi parecer supone un buen punto de partida para comenzar mi reflexión sobre la 6ª semana de clase en la que retomamos, en cierto modo, el tema del tanteo a la hora de dibujar tomando como base el proceso creador de un niño. Este proceso se compone de unas etapas de tanteo puramente icónico que intentará desembocar en una figura que se irá definiendo a través de una madeja de líneas (puros garabatos, dibujos hápticos).
 Para poder realizar este proceso debemos volver a nuestros orígines y desechar lo asimilado hasta ahora, para así conseguir la movilidad que la sociedad y la cultura nos ha limitado. Será este abandono de la cultura anterior la pauta que seguirá el Movimiento Moderno, en el que se empezará a utilizar el color para romper con la figuración y llegar a lo salvaje (fauvismo) reaccionando contra el arte anterior. Dicho arte parte de la técnica renacentista en la cual el espectador se adentra en el espacio (aparición de la perspectiva) a la vez que se crean espacios ambiguos que rompen con la relación figura-fondo, también destaca la verosimilitud y las figuras racionales e idílicas. Como contraposición a este arte e inmediatemente después aparece la técnica barroca que desecha el equilibrio y la tranquilidad que aporta el Renacimiento por la incertidumbre y los juegos de luces-sombras que el Barroco aporta a sus obras. Esta transición entre estilos la representan perfectamente autores de finales del siglo XVI, como puede ser el Greco, que abogan por el abandono gradual de la perspectiva, de la figura y del espacio continuo a través de los efectos que crea la luz. Sin embargo será el Impresionismo (segunda mitad S.XIX) el que desarrollará la impresión visual y el instante de luz sin reparar en unas figuras cada vez mas desdibujadas. Algunos autores impresionistas como Delaine utilizaran la luz, la sombra y la radicalización de colores para romper con la convención. 

Sin embargo, y volviendo al arte modernista, nos centraremos en la formar de actuar y crear que nos aportan pintores como Henri Matisse, uno de los pintores más importantes e influyentes del S.XX, que destacó por su uso del color de forma original y fluida en el dibujo. En la técnica de este autor destacan los fondos muy contrastados que contraponen colores primarios o complementarios en numerosas ocasiones. Dentro de sus obras, el espacio no es empírico ya que no existen sombras y los lugares son planos con solo una mera importancia cromática.
Una vez conocida la técnica debemos afrontar el lienzo con decisión, sin embargo, y siguiendo con la realización de auto-retratos de la semana anterior, debemos realizar un boceto mediante diversos tanteos y madejas de líneas que se superponen y dialogan para definir un trazado final. En el momento que aflora de la madeja de lineas nuestra figura icónica debemos utilizar el contraste entre colores (complementarios) para que dentro de nuestra obra unos potencien a otros y nuestra obra adquiera la fuerza que necesita. Por un lado encontramos un primer boceto a lápiz que posteriormente servirá como guía para la realización de nuestra obra.


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