En mi opinión, esta frase refleja totalmente lo que nuestros apuntes de la semana en clase nos han transmitido, es decir, el dibujo como un proceso de tanteo que se corrige y se replantea. Muchas veces caemos en el error de pensar que un dibujo es bueno porque el producto acabado lo es, sin embargo es necesario descubrir el proceso de creación que está detrás para darnos cuenta del verdadero significado que se intenta transmitir, de algún modo el alma máter de la obra.
Por ello, y partiendo de nuestra nueva concepción de dibujo como un juego que nos lleva al placer de actuar en la práctica, debemos realizar una serie de apuntes que nos ayuden a representar los espacios complejos de forma simple (algo que a mi parecer, tiene bastante más dificultad de la que aparenta) a través de tanteos correctores que se superponen, se relacionan configurando el resultado final.
Dado que el número de apuntes a realizar fuera del aula se extiende a 24 ejemplares como mínimo, he pensado que no es mala idea salir de la monotonía en cuanto a las técnicas, los procesos o los espacios que tengo que representar. Por lo tanto he intentado reflejar en mis trazados espacios diversos (desde espacios pequeños y cerrados como puede ser una habitación o una cocina, hasta espacios que engloban varias viviendas, calles, en definitiva, entornos urbanos.), técnicas distintas secas (carbón, tinta, rotulador, lápiz de color, etc.) e incluso algunos bocetos en los que se refleja el dibujo aun titubeante y su resultado final.
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