miércoles, 21 de noviembre de 2012

Semana 11 de DAI


 “El arte tiene la bonita costumbre de echar a perder todas las teorías artísticas”- Marcel Duchamp

Lo cierto es que no me canso de comenzar cada una de mis reflexiones con una cita, de verdad que no. Hoy para no ser menos he elegido una del gran Marcel Duchamp, artista francés del siglo XX cuya obra tuvo una importante influencia en el movimiento pop, cuya cita recoge el espíritu de la creación, de crear tanteando y desechando muchas veces lo que ya sabemos para conocer algo totalmente nuevo. Bueno comencemos la undécima semana de DAI recuperando el tema que está imperando nuestras últimas clases, el tema del tanteo, de las figuras integradas en fondos que dialogan con las mismas tomando como modelo la forma de trazar de Giacometti.

Los dibujos de este se caracterizan por ser enormes madejas de líneas en las que se pueden distinguir de forma confusa una serie de figuras que afloran poco a poco, en un principio con trazos más débiles que se irán intensificando. Esto lo consigue probando, repasando una y otra vez las líneas que crea para conseguir que poco a poco, el dibujo se vaya definiendo a si mismo. Al dibujo hay que darle lo que pide.

No debemos empezar el dibujo marcando siluetas, ya que ninguno de nosotros es Leonardo y ninguno poseemos ese virtuosismo. pues esto requiere un virtuosismo. Para comenzar a dibujar debemos meternos en la piel de un ciego, un ciego que lo toca todo, que no define nada primeramente sino que va trazando el dibujo parándose en diversas zonas para dar una mayor intensidad a los rasgos que necesitemos resaltar.

Comenzaremos siguiendo el proceso de dibujo que Pedro, Fernando e Iván nos marcan sobre unos bocetos de Giacometti. Antes de comenzar a mover nuestro lápiz a toda leche necesitamos pararnos, contemplar el proceso, advertir los pasos y no centrarnos solo en un resultado final obsoleto y que carece de significado sin el proceso anterior.
Cuando Pedro dibuja, los demás callamos, abrimos los ojos, y le seguimos.
He aquí los primeros bocetos tanto de Giacometti como los que realizamos nosotros de clase, que en mi opinión fueron los más difíciles de realizar, ya que representar un espacio tan complejo como la clase requiere una gran capacidad de concentración.
Las sensaciones que me llevo, son sencillamente intrigantes, ya que el comprobar como de la pura indeterminación, desde el dibujo abierto, surge un conjunto de líneas tan complejo realmente me impresiona.


















Sin embargo todo esto es harina de otro costal, y el día siguiente a pesar de que seguimos con el mismo proceso de trabajo, debemos cambiar nuestra actitud, estar más activos, disfrutar mientras dibujamos y no hacerlo por miedo a una simple nota que no dice nada, sino hacerlo por el gusto de aprender y conseguir abrir nuestra mente hacía un mundo artístico tan grande que nos supera por todos lados y al cual debemos agarrarnos a tiempo. Para ello, TRABAJO, nada más que decir.


Misma dinámica que el día anterior. Sin embargo, para agilizar la cosa, los profesores cambian las imágenes antes de que hayamos acabado. Eso tiene como objetivo que nos acostumbremos  a plasmar una realidad que es dinámica y cambiante, y de la cual necesitamos retener lo que nos interesa y desechar lo que no.
Una vez metidos en la dinámica de dibujo nada ni nadie debe pararnos.


















































































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